Desde que era niño, siempre tenía curiosidad por descubrir nuevos sabores y platillos. Viajar era una oportunidad para probar diferentes alimentos y aprender de nuevas culturas. Pero nunca imaginé que un día tendría la posibilidad de unir mis dos pasiones, los viajes y la gastronomía, en un mismo trayecto.
Recientemente, tuve la oportunidad de unirme a un reconocido chef en un viaje por carretera en busca de nuevas ideas y recetas. A lo largo del camino, visitamos diversos poblados, ciudades y pueblos rurales, degustando cada uno de los platos y bebidas que en ellos se ofrecían, y descubriendo sus historias y tradiciones detrás de cada uno de ellos.
Este viaje por carretera fue planeado por el chef en persona. Preocupado por llevar su gastronomía a un siguiente nivel y replantear su oferta culinaria, el chef decidió que lo mejor sería salir por su cuenta para explorar nuevos sabores y técnicas que pudiera incorporar a su cocina.
Nos reunimos para planificar la ruta que seguiríamos, buscando siempre los lugares más auténticos y menos turísticos posibles. Optamos por recorrer pequeñas poblaciones para probar la comida de la gente local, y así poder recolectar nuevas ideas y conocer las historias detrás de cada platillo.
Nuestro viaje comenzó en la ciudad, donde el chef visitó varios mercados para comprar ingredientes frescos y locales. Luego, partimos en un coche en dirección al norte del país.
En nuestro primer destino, un pequeño pueblo de la costa, probamos distintas variedades de pescados y mariscos, especialidades de la región. Era interesante notar cómo los locales combinaban diferentes ingredientes y aplicaban técnicas distintas en la preparación de los alimentos.
La segunda parada fue en una ciudad capital de la región cafetera, donde nos sorprendió encontrar una gran variedad de bocadillos y dulces, elaborados artesanalmente a base de café y panela, un endulzante natural. El chef estaba interesado en visitar el lugar para aprender cómo utilizar los ingredientes de una forma innovadora en sus postres y bebidas.
Luego, nos dirigimos a un poblado en las montañas, donde tuvimos la oportunidad de probar platos hechos a base de carnes exóticas, como venado y jabalí. En este lugar, los locales nos enseñaron cómo la carne podía ser preparada con especias y frutas típicas de la región, creando sabores inusuales pero deliciosos.
A lo largo del camino, el chef iba tomando notas de todas las experiencias y sabores que probábamos. Al final del viaje, había recopilado una gran cantidad de nuevas ideas que probablemente incorporaría en su menú en un futuro cercano.
Además, aprendí que la gastronomía no solo se trata de probar nuevos sabores, sino también de conocer la historia y cultura detrás de cada platillo. En cada uno de los lugares que visitamos, los locales nos contaban su historia y tradición culinaria, y cómo sus platillos representaban su identidad y patrimonio cultural.
Este viaje por carretera con el reconocido chef fue una experiencia única e inolvidable, donde aprendimos no solo sobre la gastronomía, sino también sobre la diversidad cultural y regional del país.
Ya estoy ansioso por planear otro viaje de este tipo y seguir descubriendo las riquezas culinarias de nuestro país y el mundo entero.